• Exploración visual de los trastornos visuales y neurooftalmológicos (III). Medios transparentes.

    MEDIOS TRANSPARENTES 


    Para la adecuada llegada de la luz al fondo del ojo, el ojo está compuesto por una serie de estructuras que garantizan la transparencia así como el enfoque de la luz a su paso. La primera de estas estructuras la compone la córnea, que es un casquete esférico, de alrededor de 11 mm de diámetro y de 0.5 mm de espesor central, situado por delante de la esclera y la conjuntiva. Posee 42 dioptrías (la superficie de mayor poder refractivo del globo ocular). Con el fin de garantizar la transparencia de este tejido carece de vasos sanguíneos, excepto en sus bordes o limbo, y por otro lado, los nervios no se revisten de cubierta mielínica. Posteriormente, la luz atraviesa la cámara anterior, rellena de humor acuoso (99% de agua), llegando al cristalino. Éste es una lente biconvexa, transparente y carente de vasos sanguíneos y nervios. Se sitúa detrás del iris y delante de la cámara vítrea. Su poder dióptrico es de alrededor de 14 dioptrías que pueden modificarse mediante la acción de la acomodación. El humor vítreo es un gel viscoelástico que supone las 4/5 partes del volumen del globo ocular. Se compone fundamentalmente de fibras colágenas, células (fibroblastos, hialocitos) y ácido hialurónico.


    FONDO DE OJO
    Se compone de retina, coroides, vasos sanguíneos, gel vítreo y nervio óptico, siendo estos tejidos los únicos que el clínico puede inspeccionar directamente gracias a la transparencia de los medios interpuestos. Su adecuado estudio se debe realizar bajo dilatación pupilar mediante la instilación de midriáticos y el empleo de lentes magnificadoras. Más allá de las propias patologías puramente oftalmológicas, el estudio del fondo de ojo permite en no pocas situaciones valorar enfermedades sistémicas e incluso realizar su diagnóstico. Un edema de la cabeza del nervio óptico obliga a descartar una lesión ocupante de espacio cerebral, una papilitis puede dar la pista de una esclerosis múltiple u otras enfermedades desmielinizantes, determinados desprendimientos de retina exudativos hacen sospechar un síndrome de Harada, microhemorragias dispersas con o sin edema macular pueden poner en la pista de una diabetes no conocida, etc.. Empieza a haber evidencias de que las alteraciones retinianas en la HTA constituyen por sí mismas un marcador de riesgo cardiovascular, por lo que las alteraciones microvasculares de la retina podrían ser utilizadas como marcador de riesgo para ictus cerebral, enfermedad coronaria, leucoaraiosis y defecto cognitivo. Así por ejemplo, el diagnóstico de retinopatía hipertensiva moderada a severa se asocia con ictus cerebral, deterioro cognitivo. y muerte por causa cardiovascular. El estudio de fondo de ojo puede permitir iniciar prevención primaria (pacientes asintómaticos) o secundarios (sintomáticos, oligosintomáticos). Puede ayudar a tomar decisiones sobre la instauración farmacológica de estatinas, antiagregantes, hipotensores, neuroprotectores.



    BIBLIOGRAFÍA
    Fontenla JR, Guerra JC, Pastor C, Pita D. (2001). Sistema visual. Bases anatomofisiológicas. En-. Pastor Jimeno JC. Guiones de oftalmología. Madrid: McGrawHill
    Kanski JJ (2009). Oftalmología clínica 6ª edición. Barcelona: Elsevier España.
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