• Trastornos neuropsiquiátricos: irritabilidad

    A pesar de que el término irritabilidad se emplea ampliamente en la descripción de pacientes con alteraciones de conducta, su concepto está poco definido y en ocasiones se intercambia con agresividad, hostilidad, mal temperamento, ira o intolerancia. Un importante problema de la investigación en la irritabilidad se encuentra en las diversas formas en que se define.

    Slater y Roth (1969) definieron la irritabilidad como un modo de respuesta a estímulos psicológicos de un tipo particular, como aquellas en las que se ve amenazada la persona de alguna manera, o se siente frustrado en un curso de acción intencional. Otros autores valoraron la necesidad de diferenciar irritabilidad, hostilidad, ira y agresión y describieron la irritabilidad como un estado emocional caracterizado por un menor control sobre el temperamento que generalmente se traduce en arrebatos verbales o de comportamiento (Snaith and Taylor 1985). Puede ser experimentado como episodios breves, en determinadas circunstancias, o puede ser prolongada y generalizada. La experiencia de la irritabilidad es una manifestación desagradable para el individuo, y no tiene el efecto catártico de los arrebatos de ira.
    La hostilidad es, en cambio, a menudo considerada como un conjunto de actitudes más probables de ser detectadas por las mediciones de rasgo, mientras que el estado de ánimo irritable es más probable que se demuestre, mediante escalas de socorro (Fava et al. 2004).

    Algunos autores opinan que la irritabilidad no ha recibido una valoración suficiente para poder determinar si debiera ser considerada como un síntoma, un trastorno psiquiátrico o un trastorno del humor en sí mismo. En algunos estudios se apunta que el humor irritable está separado de otros trastornos del humor como la depresión (Snaith & Taylor 1985) , sin embargo no se le ha reconocido en general como tal y se tiende a verlo como un síntoma menor de otros diagnósticos como la depresión o la ansiedad (Mangelli et al. 2006).

    En el DSM el estado de ánimo irritable definido como que “se enoja fácilmente y provoca ira” ha formado parte de numerosos diagnósticos del DSM en los últimos años. La irritabilidad aparece como un descriptor de numerosos trastornos en el DSM-IV. Entre las que se incluyen: el trastorno de ansiedad generalizada, el trastorno por estrés postraumático, trastorno límite de la personalidad, trastorno antisocial o la abstinencia de nicotina.

    Algunos autores valoran que el estado de ánimo irritable parece estar mal concebido como un definidor de diagnósticos del DSM de la distimia y del trastorno depresivo mayor (TDM) en la juventud. Se ha confirmado la asociación entre la irritabilidad y la depresión en jóvenes (Stringaris et al. 2009). En los adultos en el DSM no aparece como definidor de ella aunque esta asociación es al menos tan común como en jóvenes (Perlis et al. 2005). El estado de ánimo irritable esta incluido también en los criterios diagnósticos para Psychosomatic Research (DCPR) (Fava et al. 1995).
    Se ha observado que la irritabilidad se asocia a hospitalización, enfermedades somáticas y procedimientos diagnósticos, especialmente si son invasivos. Algunos estudios han demostrado que la hostilidad se correlaciona con el desarrollo de enfermedad coronaria (Helmer et al. 1991), con aterosclerosis (Meesters et al. 1996;Meesters and Smulders 1994) y con infartos de miocardio (Meesters, Muris, & Backus 1996) . También se han asociado con enfermedades endocrinas (Sonino and Fava 1998), sin embargo se observa una disminución de la irritabilidad en enfermedades oncológicas (Thomas et al. 2000).

    La irritabilidad es común en pacientes con alteraciones neuropsiquiátricas, se ha descrito en la Enfermedad de Huntington (Berrios et al. 2001) , en lesiones traumáticas cerebrales (Kim et al. 1999), en demencias (Burns et al. 1990a), en la enfermedad de Parkinson (Aarsland et al. 1999). En el deterioro cognitivo leve (DCL) los SPCD presentan un rango de prevalencia de 35-85% siendo la irritabilidad el tercero en frecuencia. El DCL amnésico presenta mayor frecuencia de irritabilidad que el no amnésico (Monastero et al. 2009) . En función de los instrumentos de medida utilizados se observa que con el Neuropsychiatric Inventory (NPI) la prevalencia es del 13-55% (Geda et al. 2004) y con el Consortium to Establish a Registry for Alzheimer’s Disease Behavioral Rating Scale for Dementia (CERAD-BRSD) del 36% (Rozzini et al. 2008). En la EA prácticamente el 90% de los pacientes desarrollaran SPCD a lo largo de su enfermedad (Garcia-Alberca et al. 2008), siendo la irritabilidad de los síntomas más frecuentes 42% (Mega et al. 1996). En la EA la frecuencia de la irritabilidad al igual que la agitación aumenta conforme progresa la enfermedad y se observa correlación entre la irritabilidad y otros SPCD como la agitación, ansiedad, apatía , delirios (Garcia-Alberca, Pablo, Gonzalez-Baron, Barbancho, Porta, & Berthier 2008). La prevalencia de los SPCD en la demencia vascular es también muy elevada de hasta el 92%, encontrando en algunos estudios frecuencia del 42% en la irritabilidad .(Staekenborg et al. 2010)

    Es una de la principales causas de sobrecarga en el cuidador y puede conducir a disfunción social y familiar, constituye una causa de institucionalización y un aumento de los costes (Murman et al. 2002). Algunos estudios han relacionado la irritabilidad y la hostilidad con la mala adherencia al tratamiento (Pugh 1983) , a intentos de suicidio (Abascal et al. 2008) y a violencia (Asnis et al. 1994).


    Numerosas escalas psiquiátricas tienen una única variable para la valoración de la irritabilidad lo que puede ser insuficiente para el estudio de la irritabilidad en todas sus dimensiones. Existen otros instrumentos especializados que se han desarrollado para valorar específicamente la irritabilidad como son: The irritability depression and Anxiety (IDA) (Snaith et al. 1978), Burns Irritability Apathy Scale (Burns et al. 1990b) o el Trait Anger Scale (STAS).


    TRATAMIENTO
    En el abánico de fármacos para el tratamiento de la irritabilidad se encuentran
    - Benzodiacepina: El lorazepam y el oxazepam se usan de forma frecuente en el manejo de la agitación, aunque su eficacia. Son seguros cuando se utilizan a dosis bajas pero cuando se aumento la dosis son comunes efectos secundarios como la hipersedación, ataxia, confusión, agitación paradójica. Si se usan durante tiempo prologando es probable que aparezca tolerancia y dependencia del fármaco. El zolpidem es un hipnótico que puede ser útil para restaurar el patrón del sueño en pacientes ancianos (Shelton and Hocking 1997).
    - Ansiolíticos como la buspirona han demostrado reducir la ansiedad, agresión, o agitación en pacientes con demencia (Markovitz 1993).
    - Antidepresivos: Se ha observado mejoría de la irritabilidad en pacientes con EA tratados con citalopram (Nyth and Gottfries 1990) (Hargrave 1993) .
    - Inhibidores de la acetil colinesterasa (IChE) : Se ha observado que existe tendencia a ver respuesta en los trastornos del humor, apatía y conducta motora aberrante en el tratamiento con IChE, y una marcada disminución de la agitación e irritabilidad con el tratamiento con memantina (Tariot et al. 2004) . La irritabilidad presenta también respuesta al donepezilo (Matthews et al. 2000) (Barak et al. 2001) , existen evidencias sobre la eficacia de la rivastigmina en la irritabilidad (Cummings et al. 2005).
    - Tratamientos no farmacológicos, como las intervenciones psicosociales tales como la educación familiar o la terapia musical se ha observado que pueden reducir la irritabilidad en pacientes con demencia (O'Connor et al. 2009).


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