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Síndrome del Top de la basilar |
Descrito por Caplan en 1980, se caracteriza por la oclusión del tercio superior de la arteria basilar o sus ramas (arterias cerebelosa superior, cerebral posterior, comunicante posterior, mesencefálica y ramas paramedianas) dando lugar a isquemia del mesencéfalo, tálamo y región de los lóbulos temporales y occipitales irrigada por ramas de la arteria basilar. Signos del síndrome del top de la basilar |
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Marcha antiálgica |
Denominamos marcha antiálgica a aquella alteración en el desplazamiento o apoyo normal de las piernas y pies que debe hacer el enfermo debido al dolor que una lesión del tipo que fuere le produce si intenta caminar de forma normal. Se desarrolla una postura más o menos mantenida de forma instintiva y no totalmente voluntaria. |
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Cambios de las estructuras raquídeas con el envejecimiento. |
La espondilosis, referida a la degeneración de los discos intervertebrales, se empieza a apreciar ya durante la tercera década de la vida. El disco intervertebral del adulto joven se compone de un núcleo central gelatinoso rodeado de un anillo formado por láminas fibrosas. Con la edad, el contenido de agua del núcleo pulposo disminuye. Simultáneamente la placa cartilaginosa terminal pierde vascularización. Los discos deshidratados se adelgazan y se vuelven frágiles. |
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Enfermedad metastásica. |
Es una causa de compresión medular mucho más frecuente que los tumores primarios y la 3ª en frecuencia en adultos tras las lesiones traumáticas y la mielopatía espondilótica. Los tumores que más posibilidades tienen de desarrollar metástasis vertebrales son mama, pulmón, próstata, tiroides, riñón, estómago y útero. Habitualmente la destrucción se inicia en el cuerpo vertebral para después difundir al espacio epidural, respetando el espacio intervertebral, lo que puede diferenciarlo de la espondilodiscitis. |
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Lesiones de los plexos lumbar y sacro. |
Es mejor considerar ambos plexos como una estructura única. Formado a partir de las raíces lumbares y las tres primeras sacras es la formación nerviosa responsable de la inervación de las extremidades inferiores a través de los nervios que emite, el nervio obturador, el nervio crural o femoral y el nervio ciático. Inicialmente se sitúa ventralmente respecto a las apófisis transversas, incluido en la parte posterior del músculo psoas. Por su situación, el plexo lumbosacro está en la cercanía de varios órganos abdominales y pélvicos. |
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¿Por qué dormimos? |
En el día internacional del sueño nos surge una reflexión: ¿Por qué debemos dormir?, hasta tal punto es importante que aunque nuestra voluntad pretenda mantenernos despiertos, el sueño finalmente ocurre de forma inexorable. Todos hemos experimentado esa sensación, cuando el sueño se hace irremediable. Por otro lado también podríamos preguntarnos ¿para qué debemos dormir? Es decir, esta obligatoriedad debe llevar implícita un fin. En este sentido también todos hemos experimentado la sensación de bienestar después de un sueño de calidad.
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Donar el cerebro para que la neurociencia pueda avanzar |
A veces se pasa por alto el hecho de que la neurociencia ha avanzado gracias a la posibilidad de evaluar y analizar minuciosamente a la luz del microscopio los cerebros de donantes sanos y enfermos con patologías neurológicas. La referencia para todos los estudios en biomedicina ha estado referida al resultado de la histología y de los hallazgos encontrados en la anatomía patológica. La correlación entre la clínica del paciente y los datos encontrados en la muestra de tejido cerebral han sido fundamentales desde hace generaciones para cimentar nuestro conocimiento en el funcionamiento normal y patológico del cerebro. El enorme desarrollo de la neuroimagen y de los biomarcadores en la última década no ha desterrado, ni mucho menos, el estándar de comparar con los resultados de la histología. En todo caso, las nuevas pruebas se comparan con dicho referente y son tan precisas como la anatomía patológica lo permite.
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La esclavitud del protocolo y la pérdida del sentido común |
«El sueño de la razón produce monstruos» Les contaré una historia que estoy seguro les resultará familiar. Una profesional sanitaria atiende a un paciente con una infección vírica de gran peligrosidad (sí, se trata del virus del ébola) y se establece un protocolo de seguimiento epidemiológico un tanto “pasivo”. Se le telefonea un par de veces al día para saber si ha tenido fiebre o no. El protocolo establecido por los expertos indica que el paciente necesita una atención médica si supera los 38,6ºC de temperatura corporal, y en caso contrario se trata de esperar y ver. La mayoría de los protocolos son realizados por profesionales de alta valía, que intentan crear un marco de referencia global, para atender un grupo más o menos homogéneo de pacientes. Los protocolos son creados buscando la mejor evidencia científica para establecer recomendaciones con mayor o menor certeza. Pero algo falla en este razonamiento, la misma receta no debería servir para todos los potenciales pacientes…debe existir un equilibrio entre la aplicación del protocolo y la (necesaria) personalización de la asistencia médica. Pero este debate no es nuevo, es un tema que ha surgido en los últimos años y que ha sido motivo de un interesante editorial en JAMA hace poco más de un año.
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¿Cuánto debe dormir un niño? |
¿Cuanto debe dormir un niño? Esta es una pregunta tan frecuente en nuestra consulta como difícil de contestar. Durante la etapa de recién nacido, pasará entre 17-18 horas durmiendo en forma de periodos de mayor o menor duración, intercalados con episodios de vigilia. Este tiempo irá disminuyendo hasta la edad adulta, en la que los periodos de sueño suelen variar de 6 a 8 horas. Al igual que en los adultos, también en los niños existen diferencias entre individuos. Las necesidades de cada niño varían de uno a otro e incluso a lo largo del día. Entonces, volviendo a la pregunta inicial, a la hora de valorar el sueño de un niño se debe considerar el ciclo vigilia/sueño en su conjunto. Es decir, si el sueño nocturno es continuado, sin despertares y durante la vigilia el niño se mantiene activo, sin mostrar signos de somnolencia y con un comportamiento normal en cuanto al juego y resto de actividades propias de la edad, en principio no debe preocupar las diferencias entre uno y otro niño, siempre dentro de unos límites, como es natural.
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Evaluación neuropsicológica |
CONCEPTO |
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