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Fecha publicación: 14-03-2013
Autor: Anabel Puente Muñoz

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 En el día internacional del sueño nos surge una reflexión: ¿Por qué debemos dormir?, hasta tal punto es importante que aunque nuestra voluntad pretenda mantenernos despiertos, el sueño finalmente ocurre de forma inexorable. Todos hemos experimentado esa sensación, cuando el sueño se hace irremediable. Por otro lado también podríamos preguntarnos ¿para qué debemos dormir? Es decir, esta obligatoriedad debe llevar implícita un fin. En este sentido también todos hemos experimentado la sensación de bienestar después de un sueño de calidad.  

Vamos con la primera cuestión. Muchos autores se han preguntado a lo largo de los años por que se produce el sueño. Es más, ¿el sueño es una necesidad primaria en sí mismo o por el contrario es necesario para el normal desarrollo de otras funciones?. Actualmente, se han propuesto muchas teorías, para explicar la necesidad de dormir. A saber: la teoría de la inactividad. En un marco evolutivo o adaptativo, durante la noche se favorece un estado de inactividad para evitar accidentes que podrían tener lugar con la oscuridad. Claro que los detractores de esta hipótesis argumentan, que ese estado de inactividad sin conciencia no parece muy seguro para protegerse de depredadores. Es decir, entra en conflicto con la teoría de la selección natural de las especies. En la hipótesis de la conservación de la energía, se  produciría un descenso de la temperatura corporal y la demanda calórica. Esto supondría una forma de utilizar de forma eficiente la energía del individuo durante el día para alimentarse y sobrevivir y preservarla e incrementarla durante la noche. Lo cual nos lleva nuevamente a la teoría de la selección natural de las especies. Las hipótesis que hablan de la función restauradora del sueño dirigen sus conclusiones hacia una función rejuvenecedora y reparadora del organismo. Es conocido la que la síntesis de hormona de crecimiento (GH) muestra un pico durante el sueño lento, lo cual se ha relacionado con el crecimiento, reparación de tejidos y aumento de la síntesis proteica. Pero además el sueño sería necesario, según los defensores de esta teoría, por el efecto sobre la capacidad cognitiva. Al parecer durante la vigilia  en las neuronas se acumula un nucleósido llamado adenosina, que sería el causante de la sensación de cansancio y tendencia al sueño. Precisamente la cafeína bloquearía los efectos de la adenosina, razón por la cual es un excelente inductor de la sensación de alerta, aunque eso sí, de forma temporal. Pues bien, durante el sueño se facilita la eliminación de la adenosina volviendo a niveles reducidos propios de la vigilia. Finalmente, no podemos dejar de mencionar la teoría de la plasticidad cerebral, según la cual en el normal desarrollo del sistema nervioso del niño, el sueño juega un papel fundamental, como demuestra  la mayor proporción del mismo a estas edades. También en la edad adulta esta plasticidad tendría su traducción en la necesidad del sueño para fijar los conocimientos y la memorización.  

Vamos ahora a la segunda cuestión. No queda claro para que es necesario dormir, pero lo que sí parece seguro es que el sueño es necesario para la supervivencia del individuo. Estudios realizados con ratas muestran una supervivencia de sólo 5 semanas en aquellos animales sometidos a una privación de sueño REM y de tan sólo tres semanas a los privados de sueño REM y NoREM. La explicación propuesta parece encontrarse en una disfunción del sistema inmunitario. Al parecer en situaciones de privación de sueño, incrementan los marcadores inflamatorios como la proteína C reactiva o la interleukina-6 que apuntarían a una desregulación de tipo inflamatorio o inmunológico que podrían actuar en la fisiopatología de enfermedades cardiovasculares e incluso neoplásicas. Dormir también es fundamental para el correcto funcionamiento del sistema nervioso. En situaciones de elevada tendencia al sueño se produce a un estado de menor rendimiento cognitivo, baja concentración y fallos de memoria entre otras alteraciones cognitivas. Mientras que la privación del mismo favorece la aparición alucinaciones o cambios bruscos de humor. La explicación a estos hechos podría encontrarse en el papel que el sueño parece ejercer en la restauración de diferentes circuitos neuronales, así como la eliminación de aquellos productos anormalmente acumulados en las neuronas durante la vigilia como la adenosina anteriormente mencionado. Por último, hay que destacar también su implicación en funciones en el control emocional y en el proceso de decidir. Como se suele decir de forma coloquial cuando debemos tomar una decisión importante necesitamos dormir para “consultarlo con la almohada”.

En conclusión, hoy día internacional del sueño merece la pena hacer una reflexión sobre la función y el fundamento de una función biológica en la que pasamos casi un tercio de nuestra vida. Desgraciadamente lo que sabemos sobre la función del cerebro en vigilia es apabullantemente mayor que lo que sabemos sobre la función del cerebro durante el sueño.

La imagen está tomada de http://www.freedigitalphotos.net