• Dolor neurológico. Definición.

    Aunque el dolor es una experiencia universal e intuitiva para todos los seres humanos, cuando se plantea su estudio no hay acuerdo entre los distintos autores sobre a qué denominar dolor. De ahí que uno de los primeros objetivos de la IASP (Asociación Internacional para el Estudio del Dolor) fuera establecer una taxonomía, cuyo resultado fue la adopción de una definición por consenso, que es desde su publicación la más aceptada en la literatura. La IASP define el dolor como una experiencia sensorial y emocional desagradable asociada con un daño tisular real o potencial, o que el paciente describe en los términos de tal daño (Merskey H et al, 1994).


    En esta definición va implícito en primer lugar que el dolor es siempre subjetivo. Cada individuo aprende el significado de la palabra a través de experiencias relacionadas con daño en las etapas iniciales de la vida. De ahí la individualidad de la experiencia dolorosa, sobre la que influyen múltiples factores, incluidos culturales y sexuales. En segundo lugar, desde un punto de vista biológico el estímulo que causa dolor indica que su causa podría dañar los tejidos, es por tanto una información del sistema nervioso sobre todo lo que suponga una amenaza para la vida. La percepción del dolor es necesaria para la supervivencia, de ahí que los individuos que no pueden detectarlo, ya sea por causas congénitas (como en las neuropatías hereditarias sensitivo autonómicas) o adquiridas (como en la neuropatía por lepra) puedan ver disminuida su esperanza de vida. En tercer lugar, no es sólo una sensación subjetiva que se percibe en una o más partes del cuerpo, sino que al ser esa sensación siempre desagradable se convierte en una experiencia emocional, en sufrimiento. Aquellas experiencias que pueden ser similares al dolor pero que no son desagradables no se pueden considerar dolor. Por último, esta definición incluye el dolor que no es originado por un daño tisular o que no tiene causa nociceptiva o neuropática, esto es, el dolor psicógeno o somatoforme, ya que al ser una sensación subjetiva, no se puede diferenciar de la provocada por un daño tisular. Al aceptar como dolor algo que es vivido como un daño tisular, aunque no exista ese daño de modo real, aceptamos que el dolor se produce en el cerebro, no en los tejidos donde dicho sistema nervioso localiza la sensación, es una evaluación cognitiva de una sensación periférica.


    BIBLIOGRAFÍA



    "Part III: Pain Terms, A Current List with Definitions and Notes on Usage" (pp 209-214) Classification of Chronic Pain, Second Edition, IASP Task Force on Taxonomy, edited by H. Merskey and N. Bogduk, IASP Press, Seattle, © 1994.