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Fecha publicación: 15-09-2013
Autor: Anabel Puente Muñoz

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Dice la sabiduría popular que la cara es el espejo del alma. Esto cobra especial relevancia en las épocas vacacionales en las que el periodo de relajación alejado de la rutina y preocupaciones  se refleja en nuestro rostro. Sin querer contradecir a la sabiduría popular y dejando aparte el debate sobre la existencia o no de un componente espiritual en nuestro organismo, también podemos buscar una posible explicación fisiopatológia a este hecho. Nuevamente nos vamos a fijar en el sueño.  
En mayor o menor medida, todos hemos podido experimentar como nuestro rostro refleja los efectos de un sueño inadecuado, ya sea tras una noche sin dormir o tras una época de insomnio pertinaz. En este sentido la revista SLEEP acaba de publicar un curioso e interesante estudio, sobre los efectos que la privación de sueño tiene sobre  distintos rasgos faciales. Se valoran 20 fotografias de 10 individuos: a las 14:30 horas tras un sueño nocturno normal,  tras 31 horas de privación de sueño y tras un sueño de 5 horas. Llama la atención, como los efectos de esta privación de sueño, se producen en ojos, boca y piel, en forma de párpados caídos, ojos rojos e hinchados, ojeras, palidez facial, arrugas de expresión o caída de las comisuras labiales. Es decir, afecta fundamentalmente a aquellas areas faciales con mayor capacidad de interacción, con el consiguiente impacto en las relaciones sociales.

Parece claro que  no dormir bien afecta a nuestra piel y suele asociarse a un aspecto anormalmente envejecido. Analicemos las posibles causas.
No cabe duda que un sueño inadecuado es un potente factor de estrés, que provoca sobre el organismo una serie de cambios tanto a nivel hormonal como en el sistema inmunitario. Por un lado, se ha comprobado como tras mantener periodos de privación de sueño o en pacientes con insomnio, se produce un estado de hiperarousal. Esto parece estar asociado a una activación del eje hipotálamo-hipofiso-adrenal con la consiguiente elevación en los niveles de cortisol  plasmático. Dejando a un lado las implicaciones que esta elevación puede tener sobre el propio mantenimiento de del insomnio, además se considera que ejerce un potente efecto en el evejecimiento prematuro.

Por otro lado, no podemos olvidar el importante impacto del sueño sobre la inmunidad. El efecto restaurador del sueño tambien se aplica sobre el sistema inmunitario. En concreto, la privación de sueño parece tener un efecto sobre los niveles de citokinas. Todos hemos podido experimentar los cambios en el ciclo sueño –vigilia en periodos de infección y fiebre. Las interleukinas, (concretamente la IL-1) actua sobre las neuronas hipotalámicas y toncoencefálicas encargadas de regular el ciclo. Sin embargo, en el caso que nos ocupa, esta disregulación actua sobre la piel de dos maneras. Por un lado,  se facilita el desarrollo de procesos inflamatorios como alergias, dermatitis de contacto, eczemas o  incluso psoriasis. Pero además esta disfunción actua sobre la piel en cuanto a su función de barrera. Al parecer la sintesis de colágeno se ve muy afectada en estas circustancias. Dado su importante papel como protector frente a la radiación UV, en la elasticidad del tejido cutaneo, el mantenimiento de la hidratación etc, es fácilmente comprensible su fundamental implicación en el mantenimiento de un aspecto joven. No obstante, tambien se han relacionado directamente otros factores como la IL- 1β o el factor de necrosis tumoral α y celulas killer en el efecto de  barrera natural, anteriormente mencionado.

Nuevamente nos encontramos ante una evidencia de la importante implicación que el sueño ejerce sobre nuestro organismo. Siguiendo la tendencia actual de la medicina en la que la prevención debería estar por encima de la curación, o sea evitar antes de padecer la enfermedad, mantener una adecuada higiene de sueño es uno de los mecanismos mas sencillos y eficaces. Las lineas futuras de investigación deben ir encamidadas a conocer cada vez más de cerca las bases científicas del efecto restaurador del sueño. Algo que por otro lado y a juzgar por lo anteriormente descrito, podemos intuir simplemente observando el rostro de quien, a falta de preocupaciones “que le enturbien el alma”, duerme plácidamente.

Comentarios

Excelente revisión y

Excelente revisión y comentario...hace años se realizaron estudios en Residentes de de distintos Hospitales de EEUU donde se observaron variaciones en las poblaciones linfocitarias en función de que estuvieran en privación de sueño (léase salientes de guardia) o no..sin duda, para pasarnos un tercio de nuestra vida durmiendo es muy poco lo que sabemos de él...a seguir aprendiendo y mejorando. Gracias por post como éste, siempre te pican la curiosidad y te animan a seguir.

Un saludo.

Ángel.

Excelente revisión

Efectivamente Ángel. Aunque los pasos son cortos, al menos cada vez son más certeros para conocer lo que ocurre en nuestro organismo cuando dormimos. Un periodo, por otro lado tan importante como la vigilia, pero que al estar "desconectado" de la conciencia, no se le ha dado la importancia que realmente tiene hasta hace unos años. En este sentido, los residentes son carne de cañón para los estudios de sueño. Todos hemos pasado por esa etapa y conocemos las irregularidades a las que sometemos a nuestro ciclo sueño/vigilia. Creo que no llegamos a ser conscientes de los efectos que llega a tener las jornadas prolongadas sin dormir. Si te interesa el tema te recomiendo este artículo http://www.journalsleep.org/ViewAbstract.aspx?pid=25943
Muchas gracias a ti por el comentario

Un saludo

Anabel