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Fecha publicación: 08-06-2014
Autor: Ángel Fernández Díaz

 

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 “El tratamiento del señor D. no ha funcionado”. ¿Cuántas veces habremos escuchado o pronunciado esas palabras?. Seguramente muchas. El fallo terapéutico es una realidad muy frecuente entre nuestros pacientes, pero antes de llegar a ese punto debemos considerar otra alternativa muy plausible: que el paciente incumpla con su tratamiento.
Aunque pueda parecer extraño, el fenómeno del incumplimiento es un hecho que se presenta con relativa frecuencia. Así, si hacemos caso a  las conclusiones que se presentaron en la segunda jornada de Adherencia al Tratamiento, obtenidas a través de un sondeo poblacional realizado por el Observatorio de la Adherencia al tratamiento (OAT), encontramos que el 57% de la población no cumplía con el mismo.

Curiosamente, según este sondeo, el grupo donde se obtenían tasas de incumplimiento más elevadas correspondía al comprendido entre 41 y 50 años. Esto indicaría que, en contra de lo que se cree, no es en el segmento de mayor edad donde se hallaría el problema.

Son varias las razones que pueden explicar esta tasa de incumplimiento: en  primer lugar, la falta de aceptación por parte de segmentos más jóvenes de la población de padecer un proceso crónico; en segundo lugar, la situación económica y en un tercer punto la existencia de una polimedicación con horarios difíciles de acatar (trabajos de Claxton confirman esta afirmación). A modo de ejemplo, podríamos imaginarnos el caso de un enfermo de Parkinson que tome cuatro cápsulas de levodopa+entacapona, uno de rasagilina, dos comprimidos de Pramipexol Retard y tres cucharadas de Domperidona, amén de sus otras dolencias. Trabajos como el de Mínguez, en base a un estudio sobre una muestra de 95 pacientes con Enfermedad de Parkinson en el área de Albacete obtenía tasas de adherencia en torno al 31%.

Frente a esta realidad, son varias las medidas a adoptar:  por un lado, el aumentar el tiempo dedicado a la información sobre la enfermedad y sus diferentes aspectos (según el sondeo señalado, hasta un 56% de los pacientes desearían mayor información acerca de los principales aspectos de su enfermedad). Por otro, la simplificación de pautas posológicas y terapéuticas también puede suponer mayor eficacia en torno a la adherencia.

En ese sentido, Molinuevo y Arranz demostraron como la psicoeducación y la simplificación de la pauta posológica permitía reducir las tasas de pacientes no cumplidores hasta niveles muy apreciables en casos de Demencia tipo Alzheimer.

En resumen, se trata de detectar estos casos de modo más precoz y eficiente, a fin de minimizar gastos que, a nivel mundial, pueden suponer el 8% del gasto sanitario total. El empleo de cuestionarios dirigidos ( de modo análogo al de Morisky-Green), unido a la educación del paciente y sus familias, junto a la simplificación terapéutica (el empleo de formas retard puede ser una opción recomendable en este caso) deben ser los pilares necesarios para tratar de disminuir el impacto de este problema.

Foto tomada de: http://www.freedigitalphotos.net/