• Urografía intravenosa en la disfunción autonómica

    La urografía intravenosa (UIV) es una exploración fundamental en el estudio del aparato urinario. La inyección intravenosa de contraste radiológico permite visualizar la imagen radiodensa del parénquima renal (nefrograma), así como el molde opaco del sistema colector (pielograma) y del resto de la vía urinaria. La mayor parte del contraste se elimina por filtración glomerular y, por consiguiente, la calidad de las imágenes empeora en presencia de insuficiencia renal. La restricción acuosa facilita la concentración del medio de contraste, pero esta restricción puede ser peligrosa cuando la función renal es deficiente. La UIV permite obtener a los primeros 3 minutos una imagen nefrográfica detallada de los riñones y, a continuación, se inicia el llenado del sistema pielocalicial y la progresión del contraste a lo largo de toda la vía urinaria.


    Esta exploración permite descubrir malformaciones del aparato excretor, localizar una obstrucción y comprobar la dilatación que provoca por encima del obstáculo, observar alteraciones de la silueta renal o distorsión de los cálices causadas por quistes y tumores, visualizar cálculos radiopacos o defectos de depleción y descubrir áreas de necrosis papilar, cavernas tuberculosas y otras múltiples alteraciones renales. Además, la UIV permite explorar detalladamente el trayecto ureteral y la morfología de la vejiga urinaria. La UIV convencional puede modificarse para adaptarla a determinadas exigencias.


    La UIV se acompaña de reacciones adversas al contraste yodado en alrededor del 5% de la población general. Los pacientes diabéticos con insuficiencia renal se hallan expuestos a un empeoramiento, en general transitorio, de la función renal. Además, se han descrito episodios de insuficiencia renal aguda tras la práctica de urografías o de otras técnicas que con inyección de dosis altas de contraste, en los pacientes con mieloma, deshidratación o insuficiencia renal. (Darnell; 2009)


    Las características morfológicas groseras de la vejiga neurógena se pueden apreciar en la UIV. La vejiga autónoma es grande y, por el contrario, la vejiga espástica, pequeña. En la disinergia vesicoesfinteriana se puede apreciar el engrosamiento trabecular de la pared vesical (vejiga «de lucha») así como el reflujo ureteral con dilatación del sistema pielocalicilar y el residuo vesical en la placa tomada posmicción. (Gómez-Esteban et al; 2008)


     


    BIBLIOGRAFÍA:
    Darnell A (2009). Exploración y orientación diagnóstica del enfermo renal. Capítulo 110. En: Farreras Rozman (Eds), Medicina Interna. Madrid: Ediciones Harcourt.


    Gómez-Esteban JC, Zarranz JJ (2008). Trastornos del Sistema Nervioso Vegetativo. En: Zarranz JJ (Ed), Neurología, (pp 81-90). Madrid: Elsevier. 4ª edición.