• Síndromes con tics predominantes

       Los tics se definen como movimientos (tics motores) o sonidos (tics vocales o fónicos) repetitivos, irregulares y estereotipados carentes de un objetivo, que pueden afectar a distintos grupos musculares. Los pacientes refieren una necesidad imperiosa de moverse antes del tic y la realización del mismo, alivia la tensión previa al movimiento. Lo que caracteriza a los tics frente a otros trastornos de movimiento es que pueden ser suprimidos voluntariamente. Es frecuente que la expresión y la localización de los tics cambie a lo largo del tiempo.

       Normalmente, los tics se inician en la infancia, entre los 4 y los 10 años de edad. Es excepcional la aparición antes de los 2 años o después de los 21 años. La prevalencia de tics en niños en edad escolar es muy alta, llegando al 21%. Los tics son más frecuentes en varones que en mujeres (con una proporción de 3 a 1) y en niños con déficit de atención e hiperactividad. Sin embargo, la mayoría de los tics son transitorios (Rampello L 2006).

       Los tics se clasifican según su presentación clínica en (Kossoff EH 2001): Tics motores simples: son movimientos elementales súbitos y breves de un músculo o grupo reducido de músculos como girar la cabeza hacia un lado, parpadear o elevar los hombros. Tics motores complejos: movimientos más coordinados y complicados en los que participan varios grupos musculares que pueden parecer movimientos voluntarios. Tics vocales simples: que incluyen toda una variedad de ruidos simples como carraspeo, tos, silbidos o ladridos. Tic vocales complejos: son vocalizaciones con contenido lingüístico consistentes en palabras completas o incompletas. En este contexto, destacan fenómenos como la ecolalia (repetición de las últimas sílabas de las palabras del interlocutor), palilalia (repetición de las últimas sílabas o palabras del discurso propio) y coprolalia (emisión de palabras insultantes).

       El prototipo de patología que se manifiesta por tics es el Síndrome de Tourette (ST). Se caracteriza por la presencia de múltiples tics motores y al menos un tic vocal (no necesariamente coincidentes en el tiempo) de comienzo antes de los 21 años, con carácter fluctuante en cuanto a la intensidad y frecuencia de los tics. Se estima una prevalencia del ST de 1 a 10 afectos por 1000 niños y adolescentes. Existen numerosas evidencias que sugieren que el ST es un trastorno hereditario. Suele comenzar a los 6 ó 7 años de edad con tics motores, frecuentemente faciales, a los que se añaden posteriormente tics vocales. Los tics son más severos entre los 8 y los 12 años y hay una tendencia a la mejoría durante la adolescencia y la edad adulta temprana. Entre un 20 y 60% de los pacientes presentan un trastorno obsesivo-compulsivo. Los comportamientos obsesivos son evidentes en la adolescencia después de la aparición de los tics y empeoran con la edad. Es frecuente que los pacientes con ST tengan familiares con trastorno obsesivo-compulsivo con y sin tics. El trastorno por déficit de atención e hiperactividad afecta a la mitad de los pacientes con ST.

    BIBLIOGRAFÍA

    - Kossoff EH, Singer HS. (2001). Tourette syndrome: clinical characteristics and current management strategies. Paediatr Drugs; 3 :355-63.

    - Rampello L, Alvano A, Battaglia G, Bruno V, Raffaele R, Nicoletti F. (2006). Tic disorders: from pathophysiology to treatment. J Neurol ; 253 :1-15