• Parálisis histérica

       La parálisis histérica puede adoptar cualquier patrón de distribución, si bien generalmente afecta de forma predominante a las extremidades, bien en forma de monoparesia, hemiparesia o paraparesia. (Ropper et al 2007). Podemos encontrar estos patrones tanto en cuadros conversivos como en pacientes simuladores con trastornos facticios. En todas las ocasiones será preciso ser cautos antes de etiquetar de histérica la parálisis que presenta un paciente ante el primer signo incongruente, sobre todo cuando la presencia de una ganancia secundaria es evidente. También en ocasiones un paciente con un trastorno orgánico puede mostrar signos funcionales que nos hagan pensar en un origen histérico, como exageración de los déficits o extensión a otras áreas anatómicas.

       Diferenciar mediante la anamnesis o, fundamentalmente la exploración, de una verdadera parálisis con un sustrato lesional neurológico supone un reto para el clínico. En algunos casos la diferenciación será sencilla y evidente, con patrones burdos e incongruentes adoptados por el paciente, acompañados de marchas abigarradas y complejas, pero en otros habremos de buscar signos orientadores de una forma más exhaustiva. Las características que sugieren una parálisis histérica son:

       - Los movimientos del paciente a la orden son lentos, con esfuerzo aparentemente marcado pero escaso en la realidad, y con irregular distribución, empleando el paciente grupos musculares para un determinado movimiento que parecen paréticos cuando se intenta otro movimiento diferente.
       - Con mucha frecuencia se ve afectada la sensibilidad en la misma distribución de la paresia, y aparecen otros déficits sensoriales, como de la visión, la audición o el olfato en el mismo lado, sin adoptar por tanto un patrón congruente con una distribución lesional anatómica.
       - La paresia puede ceder parcialmente con la ayuda verbal proporcionada en forma de ánimos o con leves ayudas físicas.
       - Puede existir inconsistencia entre distintas maniobras, como en casos de pacientes incapaces de flexionar ventralmente el pie pero que son capaces de caminar de puntillas. (Misulis 2004)
       - Ausencia de otros signos de disfunción motora, como trastornos de los reflejos, signos piramidales o cambios en el tono muscular.

       Un signo exploratorio clásico es el signo de Hoover: Con un paciente pléjico para una de sus extremidades inferiores en posición de decúbito supino, se le pide que levante la extremidad. Si la parálisis está realmente presente, en la exploración podrá constatarse un esfuerzo de presión hacia abajo con el talón contralateral. No ocurrirá este fenómeno en las parálisis histéricas, considerándose el signo de Hoover positivo en este caso.

     

    BIBLIOGRAFÍA
    - Ropper AH, Brown RH. Parálisis motora. En: Principios de Neurología de Adams y Victor. 8ª ed. México, Interamericana, McGraw Hill 2007. pp. 39-54
    - Misulis KE. Hemiplegia and Monoplegia. In: Bradley WG, Daroff, RB, Fenichel GM, Jankovkic J. (eds) Neurology in Clinical Practice, 4th Edition. Philadelphia, Butterworth-Heneman 2004, pp 337-349