• Osteoartrosis y espondilosis cervical.

    OSTEOARTROSIS DE LA COLUMNA CERVICAL
    Prácticamente siempre presente en la radiología cervical por encima de los 60 años. Es más, a partir de los 40 años es raro que no haya ya cambios degenerativos con esclerosis del hueso subcondral a nivel de los platillos vertebrales, fibrosis del anillo, y deshidratación del núcleo pulposo que estrecha el espacio intervertebral. Hay que tener en cuenta que la columna cervical tiene 37 articulaciones y que es mucho más móvil que la columna lumbar. Los cambios degenerativos tienden a aparecer antes en los pacientes con distonías que someten a la columna cervical a un movimiento aún mas continuado.
    No se puede precisar qué papel juegan estos cambios artrósicos tan frecuentes en la etiología de la cefalea tensional crónica ni de la cervicalgia. Por tanto la cirugía de la columna cervical no está indicada en ausencia de datos de afectación de las estructuras nerviosas.

    ESPONDILOSIS CERVICAL. MIELOPATÍA CERVICOARTRÓSICA.
    Se conoce con este término la afectación medular compresiva secundaria a los cambios artrósicos de la columna cervical. Las más de las veces obedece a una combinación entre canal raquídeo congénitamente estrecho, protrusiones discales, hipertrofias, osificaciones ligamentarias y osteofitosis.
    Los síntomas pueden desarrollarse de forma progresiva, o bruscamente tras un traumatismo aparentemente banal. La alteración de la marcha es predominante y los pacientes desarrollan debilidad de tipo piramidal en las piernas, que se acompaña de inestabilidad si la compresión interesa también al cordón posterior. Contrariamente a lo que se puede pensar el dolor cervical no es un síntoma prominente, muchos pacientes no lo tienen. No siempre aparece disfunción de esfínteres y cuando lo hace su desarrollo es posterior a los trastornos motores y sensitivos. Algunas personas presentan dolor fulgurante que desciende por el dorso con la flexión del cuello (signo de L´Hermitte).
    La exploración típica muestra signos de afectación de primera motoneurona o radiculares en las extremidades superiores, con atrofia, debilidad o torpeza, ocasionales fasciculaciones y falta de algún reflejo y signos de disfunción piramidal en extremidades inferiores, con hiperreflexia, reflejos cutáneo plantares en extensión y aumento del tono muscular de tipo espástico. La sensibilidad vibratoria puede estar disminuida en las piernas y la marcha es de tipo espástico o con una combinación de ataxia.
    La RM muestra los cambios cervicoartrósicos y la compresión medular que se refleja por un cambio de señal medular en las secuencias en T2. La correlación clínica entre déficit neurológico y cambios en la RM es imperfecta.
    La evolución natural es muy variable con pacientes que empeoraran progresivamente, y otros en los que los síntomas se estabilizarán durante largos periodos de tiempo. El tratamiento quirúrgico obtiene mejores resultados si el paciente tiene menos de 70 años, los déficits neurológicos son leves y la evolución menor de 6 meses. Las técnicas a usar son dos, discectomía por vía anterior y laminectomía posterior en función del número de espacios afectados y otras consideraciones particulares de cada paciente.