• Dolor neurológico agudo y crónico.

    Según el patrón temporal el dolor se divide en agudo (dolor fisiológico, de defensa) y crónico (dolor patológico). El dolor agudo es una respuesta fisiológica, provocada por un daño, lesión o disfunción, destinada a evitar al enfermo un empeoramiento de la lesión y a facilitar la puesta en marcha de los mecanismos de reparación. El componente emocional no suele desempeñar un componente importante y salvo excepciones no se debe a factores psicopatológicos o ambientales. Tiene la función biológica de avisar al individuo que algo está mal, previene que haya daño adicional o agravación de la fisiopatología  e indica que debe buscar ayuda. Los mecanismos y síntomas se conocen bien, su diagnóstico es fácil y, salvo excepciones, tiene un tratamiento médico o quirúrgico curativo. Su duración no suele exceder en mucho tiempo el proceso lesivo y así el dolor y las respuestas asociadas ceden en días o semanas. Ahora bien, si el tratamiento no es correcto, el dolor se puede convertir en dolor persistente y llegar a ser crónico.


    El dolor crónico, por el contrario, es aquél que persiste y es desproporcionado al proceso que lo origina, no evolucionando a la curación. Tiene una larga duración, aunque las definiciones varían: es aquel que persiste un mes más allá de la duración de la enfermedad aguda, más del tiempo razonable tras la curación de la enfermedad, aquél que se asocia a un proceso crónico que causa dolor continuo (dolor persistente) o recurrente (dolor recidivante) durante meses o años, o aquél que dura más de seis meses. El componente psicológico es muy importante, y de hecho puede ser originado por causas psicopatológicas o ambientales. No tiende a la curación. Su mecanismo fisiopatológico y sintomatología no son bien conocidas. No tiene una función biológica. Causa trastornos emocionales, físicos, económicos, y sociales sobre el paciente y la familia. Es uno de los problemas de salud más costosos para la sociedad.


    El dolor crónico es un enigma que escapa a la comprensión de los profesionales médicos, es de difícil tratamiento y origina los pacientes más debilitados, exigentes e insatisfechos entre todos los consumidores de servicios asistenciales. Según Albe-Fessard (Albe-Fessard, 1996) es un dolor que no tiene ninguna utilidad, que desde un punto de vista humanístico debe considerarse una miseria y desde un punto de vista clínico, una enfermedad.


    BIBLIOGRAFÍA


    Albe-Fessard D. Le douleur. Ses mécanismes et les bases de ses traitements. Paris : Masson 1996.