Deterioro cognitivo Vascular
El ictus y el deterioro cognitivo representan en la actualidad dos de los trastornos neurológicos más prevalentes en el mundo y su incidencia está aumentado de forma paralela al envejecimiento poblacional y a los cambios de hábitos globales que nuestra cultura y momento social conllevan. Muchos de los factores de riesgo vascular son compartidos entre ambas entidades, y en principio son parcialmente prevenibles. El abordaje integral de estos aspectos es crucial y un objetivo de esta obra. Abordaremos los distintos subtipos, así como su diagnóstico y tratamiento, no solo basado en lo actualmente vigente sino también las nuevas moléculas en investigación.
CONCEPTO
El DETERIORO COGNITIVO VASCULAR (DCV) (en castellano sería gramaticalmente más correcto denominarlo DETERIORO COGNITIVO DE CAUSA u ORIGEN VASCULAR) o VASCULAR COGNITIVE IMPAIRMENT es un término que engloba todo aquel deterioro cognitivo relacionado con la enfermedad vascular cerebral. Es un término que incluiría a la DEMENCIA VASCULAR cuando dicho deterioro es de suficiente entidad como para interferir de manera significativa en las funciones sociolaborales del sujeto.
El DCV es, de hecho, un constructo deliberadamente realizado para acentuar la posibilidad de intervenir desde un punto de vista preventivo (factores de riesgo vascular) sobre un fenotipo que incluye distintas entidades clínico-patológicas potencialmente tratables.
La interrelación de los mecanismos fisiopatológicos involucrados en el DCV con aquellos que podrían estar relacionados con la enfermedad de Alzheimer ha sido objeto de un amplio y continuo debate desde los años noventa, ejemplificado por la publicación de Jack C de la Torre (Jack C de la Torre, 2002 ) y por la siguiente cuestión: ¿coexisten la enfermedad de Alzheimer y la demencia vascular o es la enfermedad de Alzheimer una entidad desencadenada por lesiones vasculares? (Jack C de la Torre, 2004). Recientemente, el mismo autor insiste en dicha interrelación en una revisión extensa pendiente de publicación (Jack C de la Torre, 2010 ).
Si bien existen evidencias experimentales de la relación de mecanismos patogénicos convergentes entre las demencias degenerativa y la vascular (C. Iadecola, P.B.Gorelick, 2003), constituyendo una autentica miríada de publicaciones (Wu Z, Guo H, Chow N, et al, 2005; Iadecola C, 2005; Eng H Lo, Rosenberg GA, 2009; Guo S, Eng H Lo, 2009; Takano T, Oberheim NA, Cotrina ML, Nedergaard M, 2009; Fisher M, 2009; Zipfel GJ; Han H, Ford AL, Lee J-Moo; 2009; Rosenberg GA, 2009 ) las que relacionan la angiopatia amiloide de los vasos cerebrales con la alteración a través de la disfunción de la bomba de Weller y otros mecanismos similares (alteración del gen homeobox y disminución de la proteína Gax angiogénica, vasoreactividad disminuida y reducción de la microvasculatura cerebral) con la disminución del aclaramiento del beta-amiloide soluble y la ulterior formación de placas amiloides, se postula actualmente que la enfermedad cerebrovascular isquémica comórbida es la que, probablemente, “convierta” a pacientes con enfermedad de Alzheimer “preclínica” en demencia tipo Alzheimer clínica y no que sea la causa por sí misma (Gustavo C. Román, Donald R. Royall, 2004), aunque la controversia continua [ver Esquema de Interrelaciones entre patología vascular cerebral, deterioro cognitivo y demencia ].
El sustrato fisiopatológico común al DCV es, no obstante, la disfunción vascular, con la consiguiente alteración del endotelio y los pericitos y la de la barrera hematoencefálica (Iadecola C, Gorelick P B, 2003; Wu Z, Guo H, Chow N, et al, 2005; Iadecola C, 2005; Eng H Lo, Rosenberg GA, 2009; Guo S, Eng H Lo, 2009; Takano T, Oberheim NA, Cotrina ML, Nedergaard M, 2009; Fisher M, 2009; Zipfel GJ; Han H, Ford AL, Lee J-Moo; 2009; Rosenberg GA, 2009) que es producida por una alteración de vasos grandes o medianos (arteriosclerosis o embolia fundamentalmente) o de vasos pequeños desencadenando la lesión vascular isquémica y/o hemorrágica y que se describirá en el apartado oportuno (6.7.5.) [ver Esquema de Interrelaciones entre patología vascular cerebral, deterioro cognitivo y demencia ].
Desde el punto de vista neurobioquímico estarían involucradas las fibras de proyección colinérgicas desde el núcleo basal de Meynert hasta las distintas regiones corticales, al menos en aquellos casos en que existen importantes lesiones de sustancia blanca periventricular, ya descrito inicialmente por Mesulam en 2003, pero confirmado en otros estudios más recientes (Bohnen NI, Müller MLTM; Kubawara H et al, 2009), aunque no se puede descartar la implicación de otros neurotransmisores como la serotonina, la dopamina o la noradrenalina.
El diagnóstico del DCV y de la DEMENCIA VASCULAR es, por lo expuesto en los distintos apartados, complejo, tiene una sensibilidad y especificidad muy variables y se basa tanto en criterios clínicos como de exploración neuropsicológica y/o criterios de neuroimagen más o menos sofisticados en función del medio clínico y/o de investigación, constituyendo la “regla de oro “ el examen neuropatológico, como en toda entidad anatomoclínica, si bien se plantea que podría ser una “regla de oro “ la neuroimagen, en su lugar (Chui Helena C, Nielsen-Brown Nancy, 2007; Moorhouse P, Rockwood K, 2008).
El diagnóstico de DEMENCIA VASCULAR se basaría en una serie de escalas y criterios establecidos que se mencionan a continuación:
Aunque la valoración mediante escalas o criterios está sujeta a una serie de limitaciones como son (Chui Helena C, Nielsen-Brown Nancy, 2007; Moorhouse P, Rockwood K, 2008):
A modo de ejemplo relacionamos a continuación los criterios NINDS-AIREN de DEMENCIA VASCULAR y las escalas de Hachinski y de Rosen:
ESCALAS DE ISQUEMIA DE HACHINSKI Y ESCALA SIMPLIFICADA DE ROSEN
ESCALA DE HACHINSKI
Las características clínicas clásicamente relacionadas con el DCV o la DV son las que se exponen a continuación:
1.- Epidemiologia y clínica: recalcan la importancia de la extracción de datos demográficos-epidemiológicos (grado de educación, empleo, historia de demencia o enfermedad cardio o cerebrovascular en la familia, factores de riesgo previos, especialmente los vasculares, tipo de medicación previa ) y de evaluación clínica (perímetro abdominal, talla, peso, tensión arterial, actividades de la vida diaria, cambios de comportamiento y humor, pérdida de memoria o de velocidad de pensamiento y acción, sintomatología conductual, problemas de la marcha, temblor, disfagia, incontinencia o síndrome pseudobulbar, así como exploración neurológica completa que incluya una NIH Stroke Scale (NIHSS), evaluación neuropsicológica, evaluación conductual mediante NPI-Q o similar, una escala de depresión como la Escala de Depresión Geriátrica o similar y una escala funcional como el Cuestionario de Examen Funcional de Pfeiffer o el índice de Barthel.
Aunque la neuroimagen es básica a la hora de aportar datos sobre la existencia de enfermedad vascular cerebral, existe otra metodología diagnóstica como el Doppler transcraneal o Duplex, el SPECT cerebral o el PET cerebral y otras en desarrollo como la RM funcional o la RM con tractografía y estudio de anisotropia fraccional, que nos pueden ayudar tanto al diagnóstico como a la investigación de estas entidades, pero cuya detallada descripción se plasmará en los capítulos correspondientes de esta edición.
EPIDEMIOLOGÍA
La DV constituye la segunda causa de demencia en la mayoría de los estudios epidemiológicos, con tasas de prevalencia global en torno al 15-20 % de todas las demencias y con tasas de incidencia variables (11/1000/año > 65 años) (Chui Helena C, Nielsen-Brown Nancy, 2007; Moorhouse P, Rockwood K, 2008; Rockwood K, Wentzel C, Hachinski V, et al, 2000). Estos datos varían si estratificamos la población por grupos de edad y sexo (más frecuentes en la mujer > 80-85 años y similar o incluso más frecuente en varones en edades entre 60-70 años) y/o coexistencia de lesiones neurodegenerativas asociadas en estudios de necropsia, llegando a un 40-50 % de prevalencia de patología mixta en algunos estudios de necropsia (Jellinger KA, Attems J, 2010; Jellinger K A , 2008; Chui H, 2005).
Aproximadamente, se ha estimado que el DCV lo padecería un 5 % de la población > 65 años en algún estudio (Rockwood K, 2000) (Moorhouse P, Rockwood K, 2007).
La HTA sistólica y diastólica pudieran estar relacionadas con el riesgo de desarrollar demencia y la HTA sistólica en la edad media de la vida, no tratada o mal tratada y/o la hiperinsulinemia, puede estar asociada con el riesgo de deterioro cognitivo más tarde, así como lesiones hiperintensas de sustancia blanca extensas y un volumen cerebral menor o atrofia. El tabaco durante la edad media de la vida puede ser un factor de riesgo de disfunción cognitiva más tarde, como el LDL-colesterol elevado. Por otra parte, y relacionados con los factores de riesgo vascular, los ácidos grasos monoinsaturados, el consumo de pescado, la vitamina E y una dieta oriental pueden proteger contra el deterioro cognitivo. En este sentido, también han sido resumidos trabajos que relacionan la dieta mediterránea, un consumo discreto de vino o la ingesta de folatos con una disminución del riesgo de deterioro cognitivo (Philiph B Gorelick, J V Bowler, 2008).
La diabetes mellitus, la fibrilación auricular, los marcadores sistémicos de aterosclerosis y la homocisteína pueden actuar como factores de riesgo para el deterioro cognitivo y el bajo nivel educativo, la existencia de mayor patología amiloide y de patología vascular serían factores de riesgo de demencia independientes de los factores de riesgo vascular (Philiph B Gorelick, J V Bowler, 2008).
Aunque parece coherente el control de los distintos factores de riesgo vascular como instrumento principal de la prevención primaria para evitar el DCV, la DV y el ictus, los resultados de los distintos estudios epidemiológicos son equívocos en la actualidad, si bien la mayor parte de las recomendaciones aconsejan un estilo de vida saludable con control de la TA, de la diabetes, de la hipercolesterolemia, dieta mediterránea, control de la obesidad y ejercicio físico aeróbico adecuado y control del tabaquismo y el enolismo (Gorelick Ph B, Bowler J V, 2008 ).
El pronóstico del DCV incluye dos aspectos:
-La mortalidad ha sido clásicamente citada como mayor (hasta el doble) que en la Demencia tipo Alzheimer con tasas de supervivencia a los 5 años del 50 % en casos de DV, aunque algunos estudios no han mostrado diferencias significativas con respecto a la Demencia tipo Alzheimer. Estas diferencias podrían ser debidas a un mayor grado de comorbilidad y discapacidad en pacientes con DV, aunque parcialmente compensado por el efecto del control más estricto de los factores de riesgo vascular y del tratamiento antiagregante/anticoagulante (Chui Helena C, Nielsen-Brown Nancy, 2007; Moorhouse P, Rockwood K, 2008)
CLASIFICACIÓN
Se asocia con el concepto clásico de encefalopatía multiinfarto secundaria a aquellos infartos que se correlacionan con áreas de suplencia de vasos grandes, generalmente por aterosclerosis de vasos intra o extracraneales y que son producidos por tromboembolismo local o por hipoperfusión distal, o con embolias cerebrales, generalmente de fuente cardiaca (Chui Helena C, Nielsen-Brown Nancy , 2007; Chui H, 2005 ). Es más frecuente en el hemisferio dominante y supone en torno al 15 % de las DV, según algunos estudios (Jellinger K A, 2008).
DETERIORO COGNITIVO POR INFARTO ESTRATÉGICO.
PATOLOGÍA DE PEQUEÑO VASO:
En otro lugar (ictus, infartos lacunares y patología cerebrovascular) se comentarán más ampliamente aspectos sobre la clínica del infarto lacunar aislado, los distintos subtipos y factores etiopatogénicos involucrados.
Enfermedad de Binswanger
Las angiopatías cerebrales amiloides (ACA) constituyen un grupo de procesos caracterizados por el depósito de proteínas amiloidogenéticas en las paredes de los vasos sanguíneos cerebrales. Estas proteínas suelen ser variables en secuencia de aminoácidos, pero cuando es la beta-proteína 40 o 42 se asocia a enfermedad de Alzheimer o a la forma danesa de hemorragia cerebral hereditaria con amiloide, habiendo sido descritas al menos 8 formas hereditarias incluyendo la enfermedad de Alzheimer familiar, la forma danesa de hemorragia cerebral hereditaria, la forma islandesa de hemorragia cerebral hereditaria, la amiloidosis meningo-vascular con polineuropatia amiloide familiar, la amiloidosis familiar finlandesa, la enfermedad criónica familiar, la demencia británica familiar y la demencia danesa familiar. Las formas genéticas pueden ser diagnosticadas por secuenciación del ADN y las formas esporádicas son asintomáticas salvo que exista algún evento clínico y normalmente se diagnostican en la neuropatología. Se asocian con hemorragias lobares, microinfartos o infartos lacunares múltiples o leucoencefalopatía y deterioro cognitivo subyacente de tipo vascular o mixto (degenerativo-vascular).
Dentro de estas entidades, cabe destacar la arteriopatía cerebral autonómica dominante con infartos subcorticales y leucoencefalopatía (CADASIL) o su forma recesiva (CARASIL), una enfermedad genética asociada al gen Notch 3 que afecta a vasos pequeños cerebrales y que se asocia a degeneración progresiva de las células musculares lisas de los vasos y a la acumulación de depósitos osmiofílicos granulares en la lámina basal vascular. Se asocia a deterioro cognitivo vascular o demencia vascular que comienza en personas de edad media o juvenil (Chui Helena C, Nielsen-Brown Nancy, 2007, Chui H, 2005 ).
HIPOPERFUSION.
Isquemia Frontera
Describe una situación donde, debido a la hipoperfusión producida por episodios prolongados de hipotensión en el seno de una arteriosclerosis, se produce isquemia o infarto en las convexidades cerebrales o en los territorios limítrofes de vasos superficiales o profundos (son los infartos “watershed “ en zonas parietooccipitales o zonas frontales o en tálamo, hipocampo o sustancia blanca entre dos territorios, por ejemplo, arteria cerebral posterior y arteria cerebral media como territorios limítrofes del territorio carotídeo o vertebrobasilar) (Chui Helena C, Nielsen-Brown Nancy, 2007, Chui H, 2005).
1. Alteraciones neuropsicológicas en patología vascular isquémica:
ARTERIA CEREBRAL MEDIA IZQUIERDA.
ARTERIA CEREBRAL MEDIA DERECHA
- Afectación predominante subcortical: se lesionan de forma unilateral núcleos grises de la base y sustancia blanca.
- Déficits de desconexión córtico-subcortical: Presentan un mejor pronóstico ya que al no estar alterada la sustancia gris cortical se pueden establecer nuevos circuitos.
- Otros parámetros a tener en cuenta serían el aumento de presión intracraneal por efecto masa del hematoma; y posibles secuelas de tratamiento quirúrgico en caso que este fuera necesario.
Debido a la heterogeneidad etiológica y distintos territorios vasculares cerebrales que pueden verse potencialmente afectados, los protocolos neuropsicológicos deben ser sensibles a las alteraciones en una amplia gama de capacidades cognitivas. El MMSE de Folstein (Mini-Mental State Examination) es una buena herramienta de screening para evaluar la Enfermedad de Alzheimer de forma rápida, pero sin embargo no discrimina la velocidad de procesamiento o la función ejecutiva. El MMSE modificado (3 ms) corrige algunas de estas cuestiones mediante la adición de las tareas de fluidez verbal, similitudes y recuerdo con claves. El Grupo de Trabajo de Neuropsicologia en Demencia Vascular (Hachinski et al, 2006) ha recomendado la utilización de protocolos de diferente variabilidad temporal entre largo, intermedio, a corto de 60 minutos, 30 o 5 minutos, respectivamente Ver Tabla 4 [Propuesta de Protocolos Neuropsicológicos: 60 minutos, 30mintos. 5 minutos].
Instrumentos de evaluación cognitiva y funcional
Igualmente se deben hacer uso de baterías para evaluar las alteraciones neuroconductuales y los cambios en la funcionalidad del paciente como parte importante de la anamnesis clínica.
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