• Artritis de extremidades.

    Al neurólogo se remiten pacientes con dolor de causa no neurológica para diagnóstico diferencial con las etiologías genuinamente neurológicas. Por lo general la pista principal para el diagnóstico estriba en que el dolor se agrava o se desencadena con el movimiento de la articulación y mejora con el reposo, además de la ausencia de síntomas y signos de focalidad motora, sensitiva o altercación de los reflejos.
    En la osteoartritis (artrosis) es frecuente la rigidez matutina de la articulación que cede en unos 20 minutos tras iniciar la actividad normal. Las articulaciones preferentemente afectadas son las falanges terminales, la articulación carpometacarpiana en el pulgar, las rodillas, las caderas y la columna vertebral. No hay síntomas sistémicos como fatiga, malestar y fiebre. La exploración física de la articulación con artrosis muestra tumefacción ósea o de partes blandas y dolor a la palpación. Existe escasa relación entre la intensidad de los síntomas y las observaciones radiológicas. Su importancia neurológica, además de por el diagnóstico diferencial, deriva de que la artrosis severa de la columna cervical y en menor grado de la lumbar puede comprimir las raíces o la médula espinal con mielopatía espondilótica, una de las causas más frecuentes de disfunción medular cervical en el adulto mayor.
    La artritis reumatoide en cambio tiene preferencia por las articulaciones interfalángicas proximales y metacarpofalángicas, las muñecas, el codo y el hombro en los brazos, y cadera, rodilla tobillo y dedos de los pies en las piernas. Cuando afecta a la columna puede ser causa de luxación atloaxoidea con posible compresión medular súbita. Se trata con más detalle en el apartado correspondiente.
    La tercera entidad artrítica que puede originar complicaciones neurológicas es la espondilitis anquilosante. Es un síndrome axial con escaso componente de artritis de las extremidades y también se trata en el capítulo correspondiente.