Infecciones del Sistema Nervioso en Pacientes con Cáncer
RESUMEN
El diagnóstico correcto de las complicaciones infecciosas del SNC en pacientes con cáncer es fundamental para diferenciarlas de otras complicaciones toxicas, metabólicas o metastásicas e instaurar tratamiento adecuado de forma precoz. A menudo, los pacientes con cáncer presentan características particulares que pueden dificultar el diagnóstico de complicaciones infecciosas, como una menor respuesta inmune, la presencia de déficit neurológicos previos o la coexistencia de alteraciones toxico-metabólicas. El grado de sospecha de infección del sistema nervioso debe ser alto ante todo paciente oncológico con deterioro del estado general, signos o síntomas de infección y disfunción neurológica de reciente aparición. Por esta razón, aparte de una correcta anamnesis y exploración, suele ser necesaria la realización de pruebas complementarias (neuroimagen, punción lumbar y examen de LCR) destinadas a confirmar o descartar su existencia. En casos seleccionados, otras pruebas complementarias como la arteriografía y la biopsia cerebral pueden ser necesarias.
Los microorganismos deben atravesar varias barreras defensivas para poder acceder al SNC, como son los epitelios corporales dérmicos o mucosos, la barrera hemato-encefálica y el sistema inmune. Por ello, cualquier noxa que produzca disfunción de uno de estos mecanismos favorece las infecciones. Atendiendo a esto, podemos describir los siguientes mecanismos fisiopatológicos: dependientes del paciente (comorbilidades previas), dependientes del tumor (disfunción de la inmunidad humoral o celular causada por el propio tumor) y dependientes de los procedimientos terapéuticos (inmunosupresión secundaria a quimioterapia y corticoides, alteración de barreras defensivas por radioterapia, antibioterapia o presencia de accesos venosos, catéteres de derivación, intraventriculares o intradurales).
Además de los microorganismos habituales causantes de complicaciones infecciosas del SNC en la población general, en pacientes con cáncer cobran especial importancia los patógenos oportunistas. Entre ellos destaca el criptococo y la Listeria, como los organismos que más meningitis producen en pacientes con cáncer, o el estafilococo y Propionobacterium si existe antecedente de intervención quirúrgica craneoencefálica. Los datos epidemiológicos y clínicos de cada paciente pueden proporcionar una primera aproximación a la etiología de la infección.
El trasplante de células madre hematopoyéticas (TCMH) constituye una situación clínica especial en la que las complicaciones infecciosas son muy frecuentes y graves, debido a la intensa inmunosupresión que se produce en estos pacientes. Según el tiempo transcurrido desde el trasplante, los patógenos implicados son distintos, siendo más frecuentes los bacilos gram negativos, S. aureus y hongos en el primer mes, las infecciones virales y bacterias oportunistas (micobacterias, Listeria, Nocardia) en los primeros 6 meses y la infección por virus JC (leucoencefalopatía multifocal progresiva) mas allá de los 6 meses post trasplante.
INTRODUCCIÓN
Las infecciones del Sistema Nervioso Central (SNC) en pacientes con cáncer suponen una causa importante de morbimortalidad, aunque son cada vez menos frecuentse en nuestro medio. Esto se debe a numerosos factores, entre los que destacan la aparición de nuevos antibióticos más potentes y con un espectro más definido, la menor toxicidad inmunológica de los nuevos agentes quimioterápicos, y el uso de fármacos para potenciar la efectividad del sistema inmune.
Sin embargo, su diagnóstico correcto es fundamental para poder instaurar tratamiento apropiado de forma precoz. A menudo, los pacientes con cáncer presentan características particulares que pueden dificultar el diagnóstico de complicaciones infecciosas, como una menor respuesta inmune, la presencia de déficit neurológicos previos o la coexistencia de alteraciones toxico-metabólicas. La posibilidad de complicaciones infecciosas del SNC debe siempre tenerse en cuenta en el diagnóstico diferencial de cuadros neurológicos de inicio agudo o subagudo en estos pacientes.
Además de los microorganismos habituales causantes de complicaciones infecciosas del SNC en la población general, en pacientes con cáncer cobran especial importancia los patógenos oportunistas, en su mayoría ampliamente distribuidos por el entorno.
FISIOPATOLOGÍA
Los microorganismos deben atravesar varias barreras defensivas para poder acceder al SNC, como son los epitelios corporales dérmicos o mucosos, la barrera hemato-encefálica (BHE) dispuesta entre los vasos y el parénquima cerebral y el sistema inmune. Por ello, cualquier noxa que produzca disfunción de uno de estos mecanismos favorece las infecciones. Atendiendo a esto, podemos describir los siguientes mecanismos fisiopatológicos: dependientes del paciente, dependientes del tumor y dependientes de los procedimientos terapéuticos.
- Dependientes del paciente:
En ocasiones el propio paciente tiene una susceptibilidad ajena a su neoplasia para padecer infecciones del SNC.
- Existen numerosas enfermedades sistémicas que promueven la disfunción epitelial. La más importante por prevalencia es la Diabetes Mellitus, la cual, a través de su afectación polineuropática, favorece las lesiones cutáneas (úlcera diabética), y con ello la penetración de agentes infecciosos.
- Otros factores a tener en cuenta serían la existencia de inmunosupresión congénita (Deficiencia Ig A, Inmunodeficiencia variable común…), o adquirida en forma de infección por VIH, esplenectomía, uso de inmunosupresores (Paciente EPOC, enfermedades autoinmunes).
- Dependientes de los procedimientos terapéuticos:
- Alteración de barreras defensivas:
b. Accesos venosos periféricos o centrales: Permiten que los microorganismos se salten uno de los mecanismos defensivos, el epitelio cutáneo, accediendo directamente al torrente sanguíneo.
Aparte de los patógenos habituales de la población general, existen otros que son casi exclusivos de los pacientes con alteraciones de la inmunidad. Entre ellos destaca el criptococo y la Listeria, como los organismos que más meningitis producen en pacientes con cáncer, o el estafilococo y Propionobacterium si existe antecedente de intervención quirúrgica craneoencefálica.
Ciertos datos epidemiológicos y clínicos pueden orientar la etiología de la infección (Pruitt AA; 2003):
a) Según el mecanismo fisiopatológico. [Tabla: Déficit inmunológico y microorganismos asociados.jpg]. Destaca la mayor prevalencia de infección por Listeria en pacientes con linfoma o en tratamiento corticoideo, y por neumococo u otros patógenos encapsulados en pacientes esplenectomizados.
MANIFESTACIONES CLÍNICAS
La clínica, al igual que en el resto de afectaciones del SNC, dependerá de la localización y tamaño de la lesión y de la respuesta que el organismo realice ante la infección. Es necesario tener en cuenta, que los pacientes con cáncer pueden tener una respuesta inmune menor, y por ello menor repercusión clínica o analítica. En ocasiones, la clínica se limita a la presencia de datos indirectos de disfunción difusa del SNC (somnolencia, confusión), sin la presencia de los datos clínicos típicos de infección del SNC (fiebre alta, meningismo, cefalea aguda). Por ello es mandatario primeramente realizar una completa anamnesis dirigida tanto a los antecedentes personales y tumorales, como a los tratamientos recibidos (activos o pasados); la historia actual, haciendo hincapié en el perfil evolutivo y clínica desarrollada; y una completa exploración general en busca de datos sugerentes de infección activa (fiebre, lesiones cutáneas), y neurológica, prestando atención a la existencia de datos de afectación focal o difusa [Tabla: Manifestaciones clínicas de las infecciones del SNC.jpg].
La fiebre es el signo más frecuente en los procesos infecciosos, no obstante puede estar ausente en pacientes de edad avanzada, aquellos que se encuentran inmunodeprimidos y en relación al uso de antipiréticos. Otros hallazgos como la cefalea o el meningismo, pueden estar igualmente ausentes en este tipo de pacientes.
El grado de sospecha de infección del sistema nervioso debe ser alto ante todo paciente oncológico con deterioro del estado general, signos o síntomas de infección y disfunción neurológica de reciente aparición. Por esta razón, aparte de una correcta anamnesis y exploración, suele ser necesaria la realización de pruebas complementarias (neuroimagen, punción lumbar y examen de LCR) destinadas a confirmar o descartar su existencia. Es necesario tener en cuenta que estos pacientes tienen una mayor fragilidad de su estado general, y que en muchas ocasiones, la causa de disfunción neurológica es la existencia de alteraciones metabólicas o efectos tóxicos del tratamiento quimioterápico.
CUADROS CLÍNICOS ESPECÍFICOS
- Meningitis.
La triada clásica incluye cefalea, fiebre y una leve alteración del nivel de conciencia en forma de somnolencia o desorientación, aunque a veces lo hace simplemente en forma de torpeza mental. El examen físico debe centrarse en la búsqueda de lesiones cutáneas. Este es el caso de las petequias hemorrágicas secundarias a fenómenos de coagulación vascular y consumo de factores. En el examen neurológico no se suele encontrar focalidad, salvo ocasionalmente alteración de pares craneales (principalmente oculomotores) por hipertensión intracraneal, que deberá ser sospechada si en el fondo de ojo se evidencia papiledema.
El diagnóstico se realiza mediante análisis del LCR, cuya extracción se debe hacer tras descartar mediante TC o RM craneal la presencia de lesiones intracraneales con efecto de masa. Otros datos que contraindican la realización de la Punción Lumbar (PL) y que es frecuente encontrar en pacientes oncologicos, son la plaquetopenia inferior a 50.000, la anticoagulación y la presencia lesiones cutáneas de dudoso origen en el lugar de punción. En los dos primeros supuestos, el procedimiento a seguir sería transfusión de concentrados de plaquetas y revertir las anticoagulación (Vit K, plasma fresco congelado, Factor VII). Aún así pueden existir casos particulares en los que se desaconsejaría hacer la PL, como la inestabilidad hemodinámica importante del paciente y la necesidad absoluta de mantener la anticoagulación. Si la sospecha clínica es alta, es aconsejable iniciar antibioterapia empírica y posiblemente terapia corticoidea previamente a la PL.
- Afectación directa parenquimatosa cerebral.
Suele producirse tras la evolución tórpida de una infección del SNC, sobre la que de forma brusca se van instaurando otros déficits focales. Radiológicamente se objetivan lesiones parenquimatosas múltiples, de aspecto vascular isquémico, generalmente de pequeño tamaño. En ocasiones son necesarios estudios angiográficos para su confirmación.
Entre los patógenos más frecuentemente implicados se encuentran bacterias gram +, como el S. Pneumoniae, hongos como el A. Fumigatus, algunas micobacterias como el bacilo tuberculoso, y virus como el VVZ (de forma tardía).
LABORATORIO
- Analíticas sanguíneas.
En ellas se valorarán datos de infección activa, siendo la leucocitosis el parámetro más relevante. La célula predominante puede orientar hacia entidad viral (predominio linfocitario) o bacteriana (predominio neutrofílico), teniendo en cuenta que algunas bacterias producen más reacción linfocitaria, y que según el tipo de inmunosupresión asociada, se podría producir una reacción exclusivamente polimorfonuclear frente a una infección viral. El control evolutivo se puede realizar a través de los datos clínicos (mejoría del estado general del paciente), medición de constantes (temperatura) y analíticamente (disminución del número de células inflamatorias).
- Examen de LCR.
Previamente se realizará prueba de neuroimagen. Antes de la extracción del LCR, se medirá la presión de apertura, con la finalidad de obtener datos cuantitativos de hipertensión intracraneal [Tabla: Etiología de la hipertensión intracraneal en pacientes oncológicos.jpg], posteriormente se solicitará estudio básico (recuento celular, glucorraquia y proteinorraquia), tinción gram y cultivo, pudiendo ampliar el estudio con otras técnicas específicas [Tabla: Técnicas complementarias en LCR.jpg].
PRUEBAS DE IMAGEN
Son el conjunto de pruebas destinadas a aproximar el diagnóstico topográfico y etiológico, y permitir valorar el seguimiento lesional. Entre las pruebas de imagen se encuentran las puramente destinadas a valorar SNC y las destinadas a orientar el diagnóstico, como la radiografía o el TC de tórax en caso de infecciones que producen afectación sincrónica de varios órganos. En este apartado sólo se hablará de las dirigidas hacia el SNC.
Es preferible la realización de RM frente a TC craneal por tener mayor definición anatómica (diferenciación sustancia gris/blanca, núcleos cerebrales, troncoencéfalo) y permitir valoración meníngea. Sin embargo, en ocasiones es tan sensible a cambios, que es capaz de sobre o infravalorar hallazgos inespecíficos. Entre estos se encuentra el realce meníngeo, el cual aparece en diversas etiologías como son las crisis epilépticas prolongadas, postpunción lumbar, diseminación carcinomatosa, progresión tumoral o cuadros meníngeos infecciosos, para los cuales precisamos de otras pruebas complementarias de apoyo diagnóstico (De Angelis; 2008).
La neuroimagen en los paciente con antecedentes de tumor cerebral puede ser de muy difícil valoración, ya que sobre lesiones quirúrgicas o tumorales residuales pueden aparecer nuevas imágenes, que pueden ser debidas a progresión de enfermedad, sobreinfección, o cambios del parénquima cerebral producidos por la terapia empleada, sea quirúrgica, radio o quimioterápica. Dentro de las técnicas de RM se cuenta en la actualidad con herramientas que nos ayudan a precisar la naturaleza de la lesión, como son la espectroscopia, la difusión y la perfusión [Link a 3.2.2.2.2.Resonancia magnética].
BIOPSIA
Permite el diagnóstico definitivo en caso de duda diagnostica. Consiste en la extracción de material del SNC, sea parenquimatoso o meníngeo para estudio anatomopatológico y microbiológico. Poco empleada en el estudio de etiología infecciosa, ya que el diagnóstico mediante pruebas de imagen y evolución clínica permiten hacer una aproximación adecuada en la mayor parte de los casos. Una indicación para realizarla serían la tórpida progresión clínica y la duda diagnóstica con una lesión tumoral o vasculítica.
ARTERIOGRAFÍA
Actualmente poco usada por las nuevas prestaciones de la RM craneal. Se utiliza para valorar las alteraciones anatómicas vasculares en la orientación de algunos procesos inflamatorios o infecciosos vasculíticos, como pueden ser por A. fumigatus, VVZ y micobacterias.
TRASPLANTE DE CÉLULAS MADRE HEMATOPOYÉTICAS (TCMH):
El TCMH se ha convertido en una de las opciones más utilizada para el tratamiento de los tumores hematológicos. Consistente en el depósito de células madre de la línea inmunológica previa supresión de las nativas, con la consecuente pérdida temporal de la inmunidad. Al igual que ocurre en los trasplantes de órgano sólido, es necesario administrar inmunosupresores para evitar el rechazo. No obstante en el TCMH la inmunosupresión es significativamente más marcada, lo que hace que estos pacientes puedan tener infecciones oportunistas más tempranamente en relación a la intensa granulopenia del primer mes.
Desde el punto de vista etiológico, se podría hacer una línea temporal en relación con el tiempo transcurrido desde el inicio de la inmunosupresión y los patógenos más probables que se deben sospechar (Pruitt; 2003) [Tabla: Cronograma de patógenos oportunistas en el TCMH.jpg] [Gráfico: Línea temporal de patógenos más comunes en relación al TCMH.jpg]:
De Angelis LM (2008). Central Nervous System Infections En: De Angelis LM, Posner JB (Ed). Neurologic complications of cancer, (pp 377-409).
Martín-Mazuelos E, Valverde-Conde A. (2004). Criptococosis: diagnóstico microbiológico y estudio de la sensibilidad in vitro.
Pruitt AA (2003). Nervous system infections in patients with cancer. Neurol Clin. 21:193-219.
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