• Epidemiología de la sordera e hipoacusia

        En la población adulta, la incidencia de la sordera aumenta con la edad, por lo que el aumento de su prevalencia se relaciona fuertemente con ésta.     Según distintos informes, en España sufren algún tipo de sordera más de 2.000.000 de personas, de los cuales el 45% son menores de 50 años. La sordera va en aumento sobre todo en los países más desarrollados.    Según el estudio estimativo del British MRC Institute of Hearing Research el número de personas que en 1995 sufría algún tipo de pérdida auditiva ascendía a un total mundial de 440 millones. De esta cifra 70 millones se registran en Europa sobre una población total de 700 millones de habitantes, mientras que en USA el número ascendía a los 25 millones de afectados. Para 2005, se estima que en el mundo habrá un total de 560 millones de personas con problemas de audición; de estos, 80 millones se registrarán en Europa, en USA y Canadá se alcanzará la cifra de 30 millones de afectados.
        No sólo la prevalencia se relaciona con la edad, además se asocia con más frecuencia al sexo masculino, a la exposición al ruido, indirectamente con la renta per cápita y los niveles de educación. Otros factores relacionados con esta patología son las enfermedades infecciosas del oído medio e interno, fármacos como aminoglicósidos, salicilatos, quinidina y furosemida, daños del nervio auditivo, tabaquismo, diabetes mellitus e hipercolesterolemia.
        La hipoacusia también se asocia a mayor número de personas con depresión, deterioro de la calidad de vida, deterioro cognitivo, alteraciones de la conducta y del sueño, disminución de la actividad social, problemas de comunicación y otras alteraciones de la memoria, afectando por tanto a la capacidad psíquica, física y social. Lleva esto implícito también un aumento del riesgo en situaciones de accidente en ambientes con sirenas, timbres, dificultad en el uso del teléfono… comprometiendo su seguridad física y la capacidad de vivir de forma independiente.