• Atrofia muscular

       La atrofia muscular se refiere a la disminución del tamaño del músculo esquelético, y consecuentemente de la fuerza muscular. La palabra atrofia proviene del griego àtrophos que significa "sin nutrición". Consiste en una disminución importante del tamaño de la célula y del órgano del que forma parte, debido a la pérdida de masa celular. Las células atróficas muestran una disminución de la función pero no están muertas.


       Todas las modificaciones de carácter morfológico de las células, pueden afectar a células aisladas o grupos de ellas, por consiguiente la modificación de un tejido completo. Todos los estímulos que pueden actuar sobre una célula son en realidad estímulos funcionales: cuando éstos exceden los límites fisiológicos, pueden lesionar a la célula hasta anular los procesos vitales, o bien, provocar notables modificaciones regresivas.


       La atrofia es por tanto la expresión morfológica de una involución funcional y estructural de una célula, o de un tejido. Se trata de una deficiencia adquirida, lo que implica una preexistencia de normalidad celular e hística, y que, por esa razón, debe diferenciarse de la hipoplasia, de la aplasia y de la agenesia. Por otra parte la atrofia debe distinguirse de un mal que conlleve la reducción estructural de un órgano, o parte de éste a causa de un proceso destructivo necrótico, en cuyo caso hay una muerte de células masiva.


       Existen varias enfermedades y trastornos que causan una disminución en la masa muscular, incluyendo la inactividad, la caquexia presente en pacientes con cáncer o en la insuficiencia cardíaca, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, quemaduras extensas, insuficiencia hepática, trastornos electrolíticos, anemia, etc. Otros síndromes pueden causar atrofia muscular como la malnutrición, denervación de las neuronas motoras como en la atrofia muscular espinal de la infancia y las miopatías inflamatorias y distrofias, entre otras.


       En el aspecto microscópico se pueden destacar tres tipos de atrofia: atrofia simple, atrofia numérica y atrofia degenerativa.


       La atrofia simple es una disminución del volumen de los componentes musculares que conlleva al encogimiento o reducción del tamaño del tejido y el órgano. Es la atrofia más frecuente y afecta a las células más diferenciadas. Se puede observar en el transcurso del ayuno prolongado en casi todos los tejidos del organismo y principalmente en el tejido muscular.


       La atrofia numérica existe cuando la desaparición de elementos celulares ocasiona la disminución del volumen de un órgano: esta reducción volumétrica es progresiva y proporcional al número de células y normalmente afecta a tejidos de elementos lábiles.


       En la atrofia degenerativa se pueden ver grandes alteraciones al citoplasma y al núcleo celular de las células del tejido y del órgano. Este proceso puede llevar a que se produzca una necrosis.


       En todos los casos de atrofia, el citoplasma es el que se ve más afectado, casi siempre hay una reducción cuantitativa de éste, hasta el punto de que, observando los tejidos atróficos al microscopio, puede distinguirse una discreta densificación celular, provocada por la reducción uniforme del volumen celular. Estas modificaciones van acompañadas de profundas alteraciones citoplasmáticas: enturbamiento, presencia de gránulos de pigmento y disminución numérica de las mitocondrias.