• Manejo del paciente con acúfenos

        La valoración del paciente con acúfenos se debe realizar siempre de forma multidisciplinar. El primer paso importante que debemos tener en cuenta para el diagnóstico de los acúfenos, es la anamnesis, es decir, la descripción del tipo de acúfeno percibido por el paciente y los momentos o condiciones en que estos se desencadenan. Otro aspecto importante va a ser la exploración tanto de otros posibles problemas de salud y de los distintos tratamientos a los que se asocian y que pudieran estar recibiendo los pacientes.
        Los datos que nos va a aportar la exploración física general, principalmente la del área otorrinolaringológica y cuello, así como la exploración cardiaca, se suelen complementar con algunas pruebas analíticas. En función de lo que se haya observado en la otoscopia, en ocasiones será necesaria también la realización de otras pruebas complementarias que incluirán un estudio audiométrico, pruebas de imagen… todo ello en función de la sospecha diagnóstica. Si se asocia a otros síntomas, se debe realizar además una exploración neurológica completa.
        El paciente que se presenta con un acúfeno aislado, persistente e inexplicable, debe someterse a exploraciones periódicas por distintos especialistas.
        El manejo otológico se indica si se identifican causas otológicas. Si no se identifica lesión o enfermedad específica, no es posible su tratamiento médico o quirúrgico definitivo.
        Los tratamientos farmacológicos incluyen la carbamazepina, lidocaína y barbitúricos. Los efectos secundarios limitan su uso. Los ansiolíticos como el diazepam y alprazolam a dosis bajas o antidepresivos como la amitriptilina, pueden ser eficaces.
        El enmascaramiento como manejo del tratamiento de los acúfenos ha tenido un éxito variable. Los enmascaradores se diseñan para proporcionar un alivio al paciente al introducir un sonido externo o al eliminar la percepción del acúfeno. Su eficacia es menor al 30%. Un audífono puede proporcionar un alivio también.
        No está demostrada la eficacia de otros tratamientos alternativos como la acupuntura, la estimulación eléctrica, estimulación magnética y ultrasonidos entre otros.
        El tratamiento quirúrgico sólo se aconseja en pacientes con acúfenos muy incapacitantes y que afectan a un oído no funcionante (sordo.)