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Fecha publicación: 16-07-2011
Autor: David A. Pérez Martínez

Las causas del ictus isquémico en el paciente joven son completamente distintas de las que se encuentran el paciente anciano. Un número importante de veces no es posible identificar una causa clara y en otros la asociación es incierta. El grupo del Hospital Rangueil en Tolousse (Francia) ha publicado recientemente en Neurology una serie de 318 pacientes entre 18 y 55 años con ictus isquémico. En dicho estudio sólo se pudo identificar una causa definitiva en poco más del 45 % de la muestra. No obstante, el hallazgo más habitual en los sujetos sin una causa definitiva fue la determinación de la presencia de un foramen oval permeable con aneurisma del septo atrial. Este hallazgo fue aun más frecuente en el grupo de edad inferior a 45 años.

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 El foramen oval permeable está implicado en la producción de émbolos paradójicos desde el territorio venoso. Estos émbolos viajan hasta la aurícula derecha y desde ahí a la aurícula izquierda. Este paso se ve favorecido por situaciones de aumento de la presión en cavidades derechas, como ocurre durante la maniobra de Valsalva. Una vez en la aurícula izda, el émbolo viaja hasta el sistema arterial intracraneal y provoca el ictus isquémico.
El diagnóstico es posible mediante la realización de un ecocardiograma trastorácico, aunque en ocasiones se ha recomendado la realización de un ecocardiograma trasnesofágico para aumentar la rentabilidad de la prueba; no obstante hay dudas sobre ello en estos momentos. Además, como prueba de cribado es posible realizar un test de microburbujas con suero salino agitado empleando un doppler transcraneal.
Aunque se ha discutido la utilidad del cierre quirúrgico del foramen ovale debido a la agresividad de la intervención, en estos momentos las técnicas percutaneas han hecho disminuir (que no desaparecer) la posibilidad de complicaciones severas.
En definitiva, la posibilidad de una foramen ovale permeable es una hallazgo frecuente en sujetos jóvenes con ictus isquémicos. La asociación con el ictus isquémico permanece en discusión aunque no cabe duda de que puede suponer un riesgo evidente en sujetos con tendencia a la trombosis venosa.