Blog

Fecha publicación: 09-06-2013
Autor: David A. Pérez Martínez

1259

Detrás del término empoderamiento no se esconde un anglicismo, a pesar de que hace referencia al término inglés de “empowerment”, la RAE admite empoderar como “hacer poderoso o fuerte a un individuo o grupo social desfavorecido”. Esto traducido la mundo de la salud, ¿qué quiere decir?
En las últimas semanas he tenido la oportunidad de participar en diferentes foros sobre este tema y me temo que todavía es un área que no está clara entre algunos profesionales. Muchos no tienen claro qué es lo que quiere trasmitir el concepto y para otros este nuevo modelo de relacionarse médicos y pacientes les genera inquietud y desasosiego. Es cierto que durante más de 2.000 años los médicos hemos mantenido una relación muy similar con nuestros pacientes. En el mejor de los casos con una orientación muy paternalista, y en los peores con un tono claramente autoritario. En las últimas décadas esta relación se ha trasformado rápidamente y muchos profesionales todavía no han sabido recolocarse en este cambio (revolucionario) de modelo.

Si nos centramos en la definición  que aporta Wikipedia sobre empoderamiento, podríamos definirla como el “proceso mediante el cual las personas adquieren un mayor control sobre las decisiones y acciones que afectan a su salud”. Sin embargo, antes de empezar, habría que precisar de qué NO estamos hablando.

En primer lugar, empoderar al paciente no significa animarle a que busque información sobre su problema en internet o entre sus contactos. Todo lo contrario, empoderar debe significar evitar la “infoxicación del Dr. Google” y aportar desde el mundo profesional un saludable espíritu de crítica e incredulidad ante las noticias que aparecen en los medios no profesionales o de baja fiabilidad.
En segundo lugar, no todos los pacientes son candidatos a empoderar. Desde que se demostraron las primeras iniciativas en educación sanitaria, se pudo apreciar que las acciones más eficientes son aquellas que se realizan sobre pacientes con problemas de salud crónicos. Así mismo, no todos los pacientes tienen la edad, motivación y/o nivel cultural para entender y actuar de manera responsable con su enfermedad. Esto es muy habitual en el ámbito de las patologías neurológicas. Pacientes con daño cerebral adquirido o enfermedades neurodegenerativas no pueden participar, o es muy complejo, en la toma de decisiones. Por eso, es clave el papel del cuidador en el ámbito de la patología neurológica y las intervenciones a la hora de empoderar en neurociencias clínicas, deben tomar al cuidador como uno de sus principales actores.

Por tanto, para empoderar se debe partir de la base de una trasmisión de información de calidad entre el profesional y el paciente (o cuidador) bien directamente, bien recomendado fuentes (en la web) o bien aportando información en papel. Por otro lado, las intervenciones para formar al paciente deben ser buscadas y no impuestas. Una gran parte de los pacientes desean y requieren una mayor información; sin embargo, hay pacientes que trasfieren esa responsabilidad al equipo médico y habría que respetarlo. Gastar tiempo y recursos en formar a alguien que no quiere formarse es perder una oportunidad para mejorar en otros aspectos de salud. En definitiva, trasferir conocimiento de calidad y fiable a nuestros pacientes pretende generar sinergias en el manejo de su enfermedad, potenciando su capacidad de decisión y mejorando el conocimiento sobre su problema de salud lo que debería repercutir en una mejor seguridad clínica.

Pero la pregunta clave es ¿El concepto de empoderación tiene una utilidad real en el manejo de los problemas de salud? Dicho de otro modo, ¿las intervenciones para empoderar al paciente son eficaces y eficientes? Aunque el simple hecho de que un paciente nos pida información y formación para afrontar su patología podría ser motivo para plantear un programa de empoderamiento; también es cierto que un sistema público de salud debe orientar los recursos hacia aquellas intervenciones que supongan una mejor ratio en el mix de eficiencia, eficacia y satisfacción del paciente. Teniendo en cuenta lo amplio y complejo del concepto, os emplazo para un próximo post en el que me centraré en el empoderamiento en las enfermedades neurológicas. Hasta entonces, feliz empoderamiento.

Imagen tomada de:http://www.freedigitalphotos.net/

Comentarios

RÉPLICA

Estimado David: de acuerdo en el planteamiento que expones en éste último trabajo. Desafortunadamente, el concepto de empoderación nos ha supuesto la entrada en la retaguardia de l Doctor on-line que tantos quebraderos de cabeza nos provoca ultimamente. Estoy seguro de que tú, -al igual que otros muchos compañeros de especialidad- has asistido a un aumento de consultas motivadas por falsas creencias o mitos sacados de sitios web de dudosa veracidad o del tan "famoso" Radiopatio Vecinal.

Todo ello requiere un esfuerzo extra y el consumo de un tiempo que en ocasiones, no tenemos, lo cual provoca que nuestros esfuerzos a veces caigan en saco roto...en resumen, que el primer paso para la empoderación es el mismo que cuando quieres formar jugadores de cantera en un equipo de fútbol: dar tiempo y paciencia.

Respecto a lo de la motivación, ese es un aspecto fundamental, sobre todo en nuestra disciplina Neurológica (con mayúscula). El problema que encontramos a menudo es la falta de percepción de la necesidad de formación e Información veraz, tanto por parte del enfermo anosognósico como parte del cuidador que, frecuentemente, recurre a la táctica del avestruz o esa de "yo no retrocedo jamás, simplemente me doy la vuelta y avanzo".

Desafortunadamente, tampoco nuestro sistema sanitario favorece una adecuada atención a los familiares y cuidadores de nuestros pacientes, a pesar de múltiples intentos. Tal vez aquí sea donde debamos echar el resto, en vistas de una mayor eficiencia. Para esto, pienso que se hace cada vez más necesaria e imprescindible la colaboración con las Asociaciones de Enfermos , intentando establecer reuniones periódicas con ellas o simplemente, estableciendo participaciones activas mediante la colaboración en sus charlas, cursos,etc...

En resumen, que emponderación sí, pero con matices: si se basa en información veraz, ofrecida de modo sosegado y claro, teniendo claros los puntos principales...solamente así el paciente y/o su familia podrá decidir libremente qué hacer, puesto que uno solamente es libre cuando conoce todas las opciones: en caso contrario, se trata simplemente de un ensayo ridículo que vulnera nuestro fin último "curar poco, aliviar mucho y acompañar siempre...".

Un saludo y felicidades por el tema...

Empoderamiento y pacientes

Gracias Ángel por tus comentarios. La verdad es que el post salió de una ponencia que presenté hace unas semana en las que se planteaban por los compañeros muchas de las inquietudes que señalas tú acertadamente en los comentarios.

En realidad la empoderación busca evitar que el conocimiento que tiene un paciente (o cuidador) provenga de, como dices tú, "RadioPatio Vecinal". Sería error pensar que empoderamiento es animar al paciente a que se "busque la vida buscando información" porque las consecuencias pueden ser desastrosas. El concepto parte de una formación específica del profesional cualificado al paciente (o cuidador) para que asuma el problema de salud, entienda las complicaciones, las terapias disponibles y colabore en el manejo de su enfermedad. Por tanto, combate precisamente la búsqueda de información por "Dr. Google" o por cauces exótico-vecinales ;-)

Hay que partir de la base que una gran parte de los pacientes requieren de más información de la que les podemos ofrecer (por falta de tiempo y otras causas) en las consultas. Si no se establecen los mecanismos adecuados para que puedan acceder a información de calidad, no deberíamos extrañarnos que obtengan dicha información de internet, de familiares o...de los vecinos. En definitiva, empoderar es reforzar el vínculo entre profesional y paciente, no aumentar la desconfianza.

Respecto a las asociaciones, estoy totalmente de acuerdo, su colaboración en la información y formación de pacientes es clave y suponen un canal extra para poder establecer intervenciones de empoderación.

Muchas gracias de nuevo Ángel!

David